Turbulenta semana en los mercados financieros
Un grupo de inversionistas minoristas coordinados presionaron con fuerza la volatilidad. Mientras, los datos de actividad sectorial señalan una contracción del IMACEC en diciembre.
Durante la semana hubo un aumento de la aversión al riesgo que castigó a los mercados, con importantes caídas bursátiles. El S&P 500 cerró con retrocesos de 1,5%, mientras que el Dow Jones cayó más de 1%. Por su parte, el índice de volatilidad VIX subió transitoriamente hasta más de 37%. Los principales temores siguen rondando en torno al avance de la pandemia y las nuevas restricciones sanitarias que han impuesto varios países en las últimas semanas. A ello se agregaron las tensiones entre el laboratorio AstraZeneca y distintos gobiernos por la distribución de vacunas en Europa, el retraso del nuevo paquete de estímulo en EE.UU. del presidente Biden, que podría ser menos ambicioso de lo que se propuso originalmente, y decepcionantes resultados de algunas grandes empresas. Más allá de esto, la preocupación por una eventual sobrevalorización de varias de las principales bolsas ha ido ganando terreno y muchos analistas apuntan a que podría haber una corrección a la baja. En este contexto, el yen y el DXY se apreciaron y las tasas benchmark disminuyeron, reflejando la preferencia por activos más seguros.
Durante la semana, el Fondo Monetario Internacional actualizó sus proyecciones de crecimiento, con una corrección al alza para la economía global hasta 5,5% (+0,3 pp), con una expansión de 4,3% (+0,4 pp) y de 6,3% (+0,3pp) para economías avanzadas y emergentes, respectivamente. Detrás de la revisión está el inicio de los procesos de vacunación masivos en una serie de países y la posibilidad de nuevas medidas de estímulo, sobre todo en EE.UU. Por su parte, la primera reunión del año de la Reserva Federal en este país no trajo sorpresas: se mantuvieron las tasas de referencia en su nivel mínimo y los programas de liquidez. Sin embargo, en la conferencia de prensa, Powell hizo énfasis en la moderación de la actividad y señaló que es prematuro discutir de aumentos de tasas y reducción gradual en la compra de activos.
Los últimos datos confirman que el ritmo de recuperación de la actividad se frenó durante el cuarto trimestre del año pasado, dando cuenta del impacto de la nueva ola de contagios. En EE.UU., el PIB creció 4,0% t/t anualizado, algo menos que el 4,2% esperado por las encuestas y bastante por debajo del 33,4% de trimestre previo. El consumo y la inversión siguieron siendo los principales catalizadores de la recuperación. Con esta cifra, 2020 cerró con una caída real de la actividad de 3,5%.
Activos locales se acoplan a las tendencias globales
En Chile, el IPSA cayó más de 5% durante la semana, arrastrado por las bolsas internacionales, mientras que el tipo de cambio se depreció casi 2%, en línea con otras monedas latinoamericanas. En esto también influyó la caída de más de 1,4% del precio del cobre. En nuestro reciente informe anual Visión 2021, apuntamos a que el precio del metal debiese cerrar el año en torno a US$/lb3,2 – US$/lb3,1, niveles más coherentes con sus fundamentales de largo plazo. En dicho caso, el tipo de cambio se depreciaría hasta valores en torno a los $760.
El Banco Central, en su reunión de política monetaria de enero, mantuvo la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 0,5% y amplió las medidas de liquidez. El Consejo anunció una nueva etapa de la FCIC por US$ 10.000 millones e incorporó a los colaterales elegibles la cartera comercial de categoría A5 y A6 con garantía estatal. Con esto, el Banco Central aceptará carteras definidas como Cartera Normal (categoría deudor A1, A2, A3, A4, A5 y A6) desde alta hasta suficiente calidad crediticia, con una pérdida esperada de hasta 9%. Al igual que el FCIC original, esta línea se extiende por seis meses con una tasa equivalente a la TPM vigente. Hasta ahora, el FCIC no había sido utilizada en su totalidad (se habían girado recursos por casi US$ 30.000 millones de un total de US$ 40.000 millones), en parte, debido a la falta de colaterales y, en menor medida, a una demanda más acotada.
La expansión del FCIC anunciada por la autoridad monetaria esta semana se hace en coherencia con el nuevo programa de garantías FOGAPE aprobado por el Congreso hace dos semanas. Este programa busca expandir el financiamiento ampliando el riesgo que puede tomar la banca. Para ello, eleva la tasa máxima de los créditos beneficiados por la garantía hasta 7,2%. De esta manera, la ampliación del FCIC, con un abanico más amplio de colaterales, y el nuevo FOGAPE, darán un impulso al crédito en la primera parte del año.
Se modera ritmo de recuperación en la última parte del año
Si bien la tasa de desocupación del trimestre móvil terminado en diciembre se ubicó algo por debajo de lo anticipado (10,3% vs. estimación Santander: 10,7% y Bloomberg 10,6%), la creación de empleos disminuyó de manera relevante, con solo 109 mil nuevos puestos de trabajo (vs. 249 mil en el dato previo). La mayor desaceleración se produjo en los trabajadores por cuenta propia, que se incrementaron solo en 20 mil personas, en tanto que los asalariados subieron 94 mil. De este modo, se mantienen más de un millón de personas menos trabajando que en febrero de 2020.
Como era de esperar, las peores cifras de empleo se concentran en los sectores que requieren de mayor contacto personal como comercio (-10,8% a/a) y alojamiento y servicio de comidas (-21,4%), los que podrían seguir viéndose afectados en la medida en que la población sujeta a medidas de confinamiento continúa aumentando.
La actividad sectorial anticipa una contracción de 1,5% del IMACEC en diciembre
Al igual que el mercado laboral, el ritmo de recuperación de la actividad ha perdido dinamismo. El comercio minorista tuvo un incremento anual importante (10,4%) favorecido por bajas bases de comparación y el estímulo del segundo retiro de fondos de pensiones. Con todo, hubo algunas líneas que volvieron a resentirse, como el comercio automotriz que tuvo una caída de 6% a/a.
La industria manufacturera tuvo un desempeño algo mejor a lo anticipado (0,4% a/a vs. Santander: -2% y Bloomberg: -1,7%), revirtiendo parcialmente la contracción del mes anterior (-1,4%). Detrás de este desempeño estuvieron las ramas más vinculadas a la demanda interna como alimentos (3,4% a/a) y fabricación de muebles (45,1% a/a). La minería, por su parte, tuvo una fuerte contracción, de 9,3% a/a. Esto contrasta con la situación a lo largo del año del sector, que en general se mantuvo resiliente a la pandemia. El decepcionante dato de diciembre se suma al de noviembre, donde ya se había mostrado una contracción relevante de la actividad minera, y obedece, más que a los efectos de la pandemia, a una caída en las leyes del mineral. Con estos antecedentes, estimamos que el Imacec de diciembre habría tenido una variación anual de entre -1% y -1,5% a/a, con lo que el año habría cerrado con una contracción en torno a 6%, tal como lo adelantamos en el Visión 2021