Visión de Mercados – 19 de Junio 2020


Peores perspectivas llevan al Banco Central a incrementar medidas de estímulo.

El IPoM de junio revisó a la baja las proyecciones para el PIB en 2020, el que se contraería entre 5,5% y 7,5%.

Nuevas medidas de alivio cuantitativo en economías avanzadas mantienen optimismo en los mercados.

La semana abrió con el anuncio de nuevas medidas de estímulo por parte de la Fed, que iniciará un potente programa de compra de bonos corporativos. Esto, luego de que la semana pasada hiciera una sombría evaluación sobre el estado de la economía de ese país. En su discurso ante la Cámara de Representantes, el presidente de la Fed, Jerome Powell, enfatizó que las medidas de estímulo continuarán durante el tiempo que sea necesario.

Las ventas minoristas de mayo en EE.UU. tuvieron un repunte de 18% respecto de abril, dando cuenta de una recuperación importante de la actividad tras la paulatina reapertura. En tanto, las solicitudes de desempleo de la semana llegaron a 1,5 millones, con lo que completaron 13 registros en niveles récord. Además, el debate respecto a las medidas para enfrentar el Covid sigue abierto luego de los recientes brotes en grandes estados, como Texas y Florida.

El jueves, el Bank of England (BoE) anunció que incrementará su programa de compra de activos en £100 mil millones (US$ 125 MMM), para paliar los efectos negativos de la pandemia y las medidas de confinamiento en la economía del Reino Unido. Con ello, el monto total del alivio cuantitativo llegará a £745 mil millones.

En los mercados dominó el optimismo por las medidas adicionales de estímulo. El viernes también se sumaron las noticias de que las conversaciones entre China y EE.UU. para alcanzar un acuerdo comercial avanzaron de forma positiva, con el gigante asiático dispuesto a cumplir con las compras de productos agrícolas comprometidas en la Fase I y que se han visto rezagadas por la pandemia.

Las bolsas europeas recibieron un impulso adicional por el inicio de una nueva ronda de negociaciones entre las autoridades de la UE, en torno a una propuesta para aumentar el impulso fiscal en € 750 mil millones. No obstante, se espera que estas tratativas se extiendan hasta julio, puesto que algunos miembros han levantado reparos por el nivel de endeudamiento necesario para inyectar estos nuevos recursos. Así, al cierre de este informe, el S&P se ubicaba 3,4% por sobre la semana previa, en tanto que el Euro Stoxx 50 acumulaba un aumento de 4%.

Por su parte, tanto el cobre como el petróleo cerraron al alza, impulsados por el optimismo en los mercados y por noticias de menores inventarios (en Shanghái y EE.UU., respectivamente). Al cierre de este reporte el barril de WTI se cotizaba sobre US$ 40 por primera vez desde que bajara de este nivel en las primeras semanas de marzo. El cobre también alcanzaba máximos post-pandemia, con un valor de US$ 2,64 la libra.

Banco Central anticipa mayor recesión desde 1982.

Esta semana, el Banco Central dio a conocer su IPoM del segundo trimestre, donde –tal como se esperaba—revisó fuertemente sus perspectivas de crecimiento para el año hasta un rango de -5,5% a -7,5%, incluso por debajo de las expectativas de mercado. Con ello, el país viviría la peor recesión desde 1982. El informe destaca la fuerte desaceleración que se espera para la inversión, que se contraería casi 16% ante la estrechez de caja de las empresas y la elevada incertidumbre. Además, el consumo caería de manera intensa por la debilidad del mercado laboral. Donde, junto con la pérdida de empleos, las horas trabajadas han caído a su mínimo y los salarios se han reducido.

Por su parte, la cuenta corriente sería positiva por primera vez en diez años, debido a la significativa caída de las importaciones. Las exportaciones, en tanto, verían solo una tenue caída debido a que nuestro principal socio comercial tendría una ligera expansión este año.

En su presentación a la Comisión de Hacienda del Senado, el presidente del Banco Central, Mario Marcel, alertó que la actividad económica se podría deteriorar más aún si las cuarentenas se prolongan durante más tiempo que el implícito en sus proyecciones. Instituto emisor amplía medidas de estímulo.

En línea con las mayores holguras de capacidad y la depreciación del tipo de cambio, el Banco Central señala que las presiones inflacionarias se han reducido de manera abrupta y que la inflación cerraría el año en torno a 2%. En este escenario el Consejo decidió ampliar el impulso monetario a través de estímulos no convencionales. Por un lado, ampliaría el programa de liquidez FCIC –que ya se encuentra prácticamente copado– y anunció un nuevo programa de compra de activos “actualmente elegibles para el Banco” por US$ 8.000 millones. Inicialmente, se destinarán US$ 1.500 millones a la recompra de BCP y BCU a tasas coherentes con el impulso monetario vigente. También se ampliaría la compra de bonos bancarios a distintos plazos y se adjudicarán a tasas de mercado.

El instituto emisor llamó a apoyar cambios constitucionales y legales para ampliar la gama de instrumentos disponibles que le permitan hacer frente a esta eventualidad. En particular, buscan poder comprar en el mercado secundario deuda pública y corporativa –bajo condiciones excepcionales–, de modo de contar con herramientas similares a las que disponen la Fed, el BCE, etc.

El mercado local reaccionó a los anuncios con una depreciación del peso, un retroceso en las tasas de interés y un avance del IPSA, lo que también ha sido sustentado por un mayor apetito por riesgo de los fondos de pensiones.

Proyecto de Ley para que el Banco Central pueda adquirir deuda del Gobierno en el mercado secundario.

El Gobierno presentó un proyecto de ley de reforma constitucional y un proyecto de ley para permitir que el Banco Central de Chile (BCCh) compre instrumentos de deuda emitidos por la Tesorería en el mercado secundario abierto. Se indica que esto solo se permitirá en circunstancias excepcionales donde la preservación del funcionamiento normal de los pagos nacionales y extranjeros así lo requiera.

El comunicado señala que la reforma ampliará las herramientas otorgadas al BCCh para garantizar el funcionamiento normal de los pagos nacionales y extranjeros al proporcionar liquidez mediante la compra de títulos de deuda pública en el mercado secundario abierto. Por lo tanto, en ningún caso los valores de deuda emitidos por el Tesoro, los organismos o las empresas estatales se pueden comprar en el mercado primario.

Además, se indica que dicha acción requerirá el voto favorable de 4/5 de los miembros del Consejo. Finalmente, se afirma que una vez que se hayan superado las circunstancias extraordinarias, los títulos fiscales serán vendidos por el BCCh en el mercado abierto, en la oportunidad, términos y condiciones determinados por su Junta.

El proyecto está en línea con las palabras que el presidente del BCCh, Mario Marcel, dirigió al Comité de Finanzas del Senado. Sin embargo, observamos que el proyecto anunciado no incluye la compra de bonos corporativos. No se dan más detalles en el comunicado de prensa, por lo que esperamos que el proyecto de ley esté disponible en el sitio web del Congreso en los próximos días.

El Gobierno alcanza acuerdo transversal para enfrentar la pandemia.

El fin de semana pasado se logró el esperado acuerdo para un plan fiscal de emergencia, el que entrega un marco general por dos años para el gasto extraordinario que será necesario para enfrentar la pandemia. Se constituirá un fondo especial con US$ 12.000 millones, que estimamos se financiará en gran medida con nuevas emisiones de deuda. De acuerdo con el diseño previsto, este fondo le permitirá al gobierno implementar de manera rápida y flexible las medidas requeridas para enfrentar la emergencia sanitaria en el corto plazo e impulsar la economía una vez que se haya superado la pandemia.

En lo inmediato, y como parte del acuerdo, se estableció que el Ingreso de Emergencia –que se tramita con discusión inmediata en el Congreso– sería de $100 mil por persona para familias de cuatro integrantes o menos (luego sería decreciente) y  llegaría al 80% de la población más vulnerable (antes 60%).

El mayor gasto generado a partir del acuerdo se compensará, en parte, con la menor ejecución presupuestaria este año. Así, se estima que el gasto crecerá en torno a 12%. Por su parte, los ingresos tendrán una severa caída, tanto por el menor ritmo de crecimiento de la actividad como por las medidas de postergación tributaria y la reducción transitoria del impuesto de timbres y estampillas. Con ello, estimamos que el déficit publicó cerrará en torno a 9%. Para 2021, el gasto total tendría una variación nula y los ingresos se recuperarían, por lo que el déficit se reduciría a cerca de 6% del PIB. Con todo, la deuda subirá hasta cerca de 40% del PIB a fines del próximo año.