Titulares que impactaron en el comportamiento esta semana:
Focos Nacionales e Internacionales
En Estados Unidos, la inflación de agosto superó las estimaciones de los analistas. Los precios de los productos aumentaron 0,1% desde julio.
En Europa, el Banco Central aumentó la tasa de interés en 75 puntos base, su mayor alza en su historia.
En Chile, la inflación de agosto aumentó más de lo esperado, 1,2% mes a mes y 14,1% en doce meses.
Tras el plebiscito, incertidumbre económica persiste
Una vez que exista una mayor claridad respecto de la continuación del proceso constitucional y se establezcan “bordes” más definidos para la discusión futura, la valoración de los activos locales podría subir.
Puntos destacados
Inflación global sigue tensionando a los mercados. A pesar de la caída en los precios de la energía, aumentos de la inflación subyacente en los mercados avanzados han generado la expectativa de un endurecimiento mayor de la política monetaria de los principales bancos centrales, estrechado aún más las condiciones financieras globales. En respuesta, las bolsas han retrocedido con fuerza, las tasas de interés de largo plazo han subido y el dólar se ha apreciado a nivel global.
Activos locales se mantienen volátiles. El resultado del plebiscito tendió a apreciar el tipo de cambio y fortalecer la bolsa. Sin embargo, el estrechamiento de las condiciones globales y nudos políticos internos han generado reversiones en estos precios. Hacia delante, una ruta clara y acotada para el proceso constitucional podría contribuir a la revalorización de los activos.
Economía siguió contrayéndose en julio. La caída del Imacec (-1,1% m/m) dio cuenta del proceso de ajuste que enfrenta la demanda interna. Hacia delante, la economía seguirá disminuyendo. El próximo Imacec (correspondiente a agosto) mostrará las primeras variaciones interanuales negativas. El año cerrará con un crecimiento promedio de 1,75%, pero en 2023 la actividad tendrá una contracción de 1%.
Situación fiscal mejora. A pesar de la merma de recaudación por la moderación del gasto interno, los ingresos extraordinarios por el ISFUT y el contrato de litio de Corfo harán que el balance fiscal cierre con números azules este año (0,3% del PIB). En 2023, las cuentas fiscales se podrían deteriorar por menores ingresos y mayor gasto.
Precios siguen sorprendiendo al alza. El IPC de agosto (1,2%) estuvo por sobre lo esperado y elevó la inflación hasta 14,1%, confirmando que las presiones siguen altas a pesar de la moderación del consumo. Con todo, prevemos que en los próximos ¿meses? los precios comenzarán a moderarse y el año cerrará con una inflación en torno a 12%.
Banco Central sorprende con un agresivo aumento de la TPM de 100 puntos base. Si bien el movimiento tuvo por objeto adelantar el cierre del ciclo de alzas, es posible que en octubre vuelva a haber un incremento, pero más moderado, de la tasa. Menores presiones inflacionarias y una economía más débil hacia fines de año llevarían a iniciar un proceso de recortes de la TPM a comienzos de 2023.
Precios financieros en Chile se mueven al vaivén del escenario político y los temores por la inflación global
Previo al plebiscito del 4 de septiembre, los precios de los activos locales tendieron a apreciarse de manera importante, incorporando las señales que entregaban los distintos sondeos de opinión que apuntaban al triunfo del Rechazo. La ratificación de esta opción en el plebiscito, con una participación electoral histórica (86%) y una brecha muy superior a lo previsto (23%, en comparación con el Apruebo), se generaron nuevas ganancias para el IPSA (el cual superó transitoriamente los 6.000 puntos) y el peso, que se cotizó bajo los $880.
Lo anterior, sin embargo, se fue atenuando con el pasar de los días, conforme se fueron manifestando nuevos nudos políticos y el escenario externo se complejizó. Las negociaciones por la continuación del proceso constituyente demostraron que el escenario político sigue tensionado. Por su parte, las condiciones financieras globales se volvieron a estrechar tras el sorpresivo dato de IPC en EE.UU. Esto llevó que, al cierre de este informe, el tipo de cambio se ubicara por sobre $920 —impulsado por un fortalecimiento global del dólar— y el IPSA cayera hasta niveles cercanos a los 5.600 puntos.
En tanto, luego de subir durante agosto, las tasas del mercado de renta fija tendieron a caer tras el plebiscito, en línea con disminuciones en las primas por riesgo soberano (CDS5y: 126 vs 145 en agosto). Así, el BTP10 cerró en torno 6,5% (-38 pb en el mes) y el BTU10 en 2,2% (-24 pb).
Hacia delante habrá distintas fuerzas moviendo los precios de los activos locales. Por una parte, es probable que la Reserva Federal en EE.UU. continúe un agresivo proceso de alzas de tasa, con el consiguiente fortalecimiento del dólar a nivel global y caídas en los precios de los activos riesgosos. Además, los signos de debilidad que muestra la economía china podrían llevar a nuevos retrocesos en el precio del cobre. Ambos factores presionarían al alza el tipo de cambio y tenderían a debilitar la bolsa local. En el caso del peso, a lo anterior se agrega el hecho que el programa de intervención cambiaria por parte del Banco Central está próximo a concluir y los montos diarios de venta han disminuido.
Por otra parte, un acuerdo que establezca una ruta clara y acotada para el proceso constitucional, el cual dé mayores certezas respecto a los “límites” para la discusión, podría contribuir a una revalorización de los activos. Teniendo en cuenta todos estos aspectos, prevemos que la paridad cerrará el año en torno a $900, y la bolsa recuperaría parte de lo perdido en los últimos días.
Actividad sigue contrayéndose
El Imacec de julio volvió a mostrar un significativo retroceso (-1,1% m/m desestacionalizado, 1% a/a), ratificando el debilitamiento que muestra la economía desde hace varios meses. Por sectores, los servicios fueron los que presentaron la mayor disminución (-1,7% m/m desestacionalizado) y el comercio completó tres meses de caídas (-0,4% m/m desestacionalizado) dando cuenta del ajuste del consumo.
Las manufacturas también se contrajeron (0,6% m/m desestacionalizado), pero el sector “resto de bienes” (que incluye construcción) tuvo un repunte (1,1% m/m desestacionalizado) asociado, probablemente, a factores puntuales en el sector construcción (finalización de obras que venían avanzando previamente).
En agosto, varios indicadores asociados al consumo siguieron mostrando pérdidas. Las ventas diarias del comercio que publica el Banco Central cayeron 18% a/a en términos reales durante la primera quincena y las ventas de automóviles disminuyeron 6,8% a/a. Las importaciones nominales de consumo tuvieron un repunte —probablemente incididas por precios—, pero las internaciones de bienes durables siguieron castigadas. Por su parte, las colocaciones de consumo presentan una caída más pronunciada que en meses anteriores (-2% a/a) y la percepción empresarial siguió a la baja. Con estos antecedentes, estimamos que el Imacec del mes tuvo un nuevo retroceso mensual y, en términos anuales, evidenciará la primera contracción, con una caída en torno a 1,5%.
Hacia delante, el consumo seguirá disminuyendo debido al drenaje de la liquidez y el deterioro del mercado laboral. Por el lado de la inversión, las proyecciones no son auspiciosas. Las ventas inmobiliarias se han contraído —lo cual condicionará nuevos desarrollos—, los proyectos ingresados a tramitación ambiental están estancados y las perspectivas para la inversión que se desprenden del IMCE siguen en terreno negativo. De esta manera, ratificamos nuestra estimación de un crecimiento cercano a 1,75% para este año y una caída de 1% del PIB en 2023.
El mercado laboral se debilita
Desde hace varios meses, los puestos de trabajo se encuentran estancados con cifras de empleo en torno a 8,85 millones, por debajo de los 9,1 millones previos a la pandemia. En julio, al igual que en meses anteriores, hubo una creación neta de empleos ocupados por mujeres, mientras que los ocupados por hombres mostraron una contracción neta por cuarto trimestre móvil consecutivo. Por tipo de empleos, se observó una cierta recuperación de los trabajos formales, en tanto que los informales cayeron. La tasa de desempleo subió hasta 7,9%, aún distorsionada por una baja participación laboral.
Hacia delante, la creación de empleo seguirá débil. El índice de avisos laborales, aunque tuvo una leve recuperación en el margen, continúa bajo los niveles observados durante la primera mitad de 2019 y sin muchas perspectivas de mejora. Esto sugiere que la demanda por trabajo se ha moderado. Por su parte, los salarios reales siguen contrayéndose (-3% a/a) debido al impacto del shock inflacionario. Con ello, la masa salarial ha continuado su ajuste a la baja.
Cuentas fiscales mejoran de la mano de los precios del litio
Los ingresos fiscales han seguido sorprendiendo al alza. El contrato de litio entre Corfo con SQM y Albemarle implicó un ingreso de $945 mil millones en julio debido al fuerte alza del precio del mineral -que en un año pasó de US$6 mil a US$54 mil el m3 vendido por SQM-, ingreso que debería repetirse en un monto similar en octubre. Todo esto vino a complementar el importante repunte de la recaudación tributaria del segundo trimestre por la Operación Renta. Lo anterior ha contrarrestado la caída de la recaudación por impuesto al valor agregado (-5,7% anual real), debilitada por el freno de la demanda interna. El gasto, por su parte, sigue con una ejecución relativamente lenta, aunque debiese acelerarse en algo hacia fines de año. De esta manera, si se ejecuta el gasto establecido en el presupuesto y las leyes complementarias aprobadas durante el año, y se mantiene en altos niveles el precio del litio, proyectamos que las cuentas públicas cerrarán con un pequeño superávit, en torno a 0,3% del PIB.
En 2023, los ingresos se moderarán de manera sustantiva debido a la contracción económica y al hecho que factores puntuales que incidieron este año no estarán presentes (Impuesto Sustitutivo al FUT, ISFUT). Esto, sin considerar posibles nuevos recursos provenientes de la reforma tributaria que se discute en el Congreso. El gasto, por su parte, tendrá una expansión de entre 3% y 4%, de acuerdo con los compromisos de gobierno con la regla fiscal. Con ello, el déficit público volverá a ampliarse y se situará en torno a 3% del PIB.
Esta semana, el Gobierno anunció un paquete centrado en seis ejes que buscan mitigar la caída en la inversión, especialmente durante 2023. Entre las medidas tributarias está el aplazamiento en la entrada en vigor de algunos impuestos (PYMES, parte del royalty minero, entre otros), depreciación semi instantánea transitoria y la eliminación de cambios tributarios en contratos de leasing.
Para el impulso del sector inmobiliario, se proveen garantías estatales para el financiamiento del 10% del pie en créditos hipotecarios y extensión de coberturas hasta el 100% en caso de remate del inmueble, con tal de facilitar el acceso al crédito. Destaca también el aumento de un 10% en el gasto de inversión pública para 2023 y la inclusión de un programa de infraestructuras por US$ 1.840 millones. Otras medidas se centran en la agilización, reactivación y simplificación de los procesos de inversión y de pagos del estado.
IPC de agosto vuelve a superar las expectativas
Con un 1,2%, el IPC fue algo mayor que lo esperado (Bloomberg: 1%; Santander 1%), empinando la variación interanual a 14,1%, un nuevo máximo en 30 años. Nuevamente las mayores incidencias fueron aportadas por las divisiones de alimentos y transportes a las que se agregó el aumento estacional de vestuario. Excluyendo los ítems volátiles, el alza de los precios si bien fue algo menor, volvió a ser elevada (IPC sin volátiles: 0,9% m/m; 10,8% a/a). Adicionalmente, el índice de difusión da cuenta que el 69% de los precios subió en el mes, superando ampliamente lo habitual para el octavo mes del año, al igual como ha sucedido en los meses previos.
Las cifras siguen dando cuenta de amplias y persistentes presiones inflacionarias. Al descomponer las mayores variaciones de precios se hacen evidentes algunos efectos de segunda vuelta —incrementos de arriendo, vinculados a la inflación pasada y alzas en precios de restaurantes y hoteles, por aumentos en los costos de los insumos— y efectos rezagados de movimientos en los precios internacionales y del tipo de cambio, como alzas en los precios de las carnes y las gasolinas.
Hacia el futuro, estimamos que el IPC irá gradualmente moderándose. A nivel internacional, los precios de los alimentos y de los combustibles, junto con los costos de los fletes, presentan caídas sostenidas desde hace varias semanas. A nivel local, el peso se encuentra algo más apreciado que sus registros promedio de julio, cuando alcanzó su mínimo histórico antes de la intervención del Banco Central, y el consumo da muestras de ir desacelerándose.
En septiembre —un mes donde tradicionalmente el IPC es alto por efectos estacionales— observaremos una moderación en las alzas de los precios de las bencinas (la semana pasada experimentaron una ligera caída luego de 54 semanas al alza), lo que ayudará a un registro más acotado. Por otra parte, se siguen observando incrementos significativos en los precios de los alimentos, destacando entre los más incidentes pan y carnes. Con ello, proyectamos que la variación del IPC se ubicará algo por debajo de 1% —en torno a 0,9%—, con lo cual su variación anual será de alrededor de 13,5%, marcando su primer descenso desde febrero de 2021. Posteriormente, seguiremos viendo alzas más acotadas, para cerrar el año en torno a 12%.
Banco Central eleva la tasa más allá de lo esperado
Previo a la Reunión de Política Monetaria de septiembre existía un amplio consenso de que el Banco Central elevaría la tasa rectora por cuanto la inflación anual sobrepasaba el 13% y las expectativas de mediano plazo seguían alejándose de la meta de 3%. Sin embargo, la actividad había comenzado a evidenciar signos de moderación, el tipo de cambio había descendido y los precios internacionales de alimentos y energía estaban cayendo, lo que eventualmente se traspasaría a precios locales. Por lo mismo, el mercado estimaba que el alza de la TPM sería moderada, entre 50pb y 75 pb, con la posibilidad de que pudiera haber otro incremento en octubre y así cerrar el ciclo con la TPM en un rango de entre 10,5% y 11%.
Sin embargo, el Consejo decidió —de manera dividida— subir de manera más agresiva la tasa (100pb), y dejarla en 10,75%, en torno a su nivel final según se desprendió del comunicado y del IPoM de septiembre. Coherente con lo anterior, se sugirió un sesgo neutral, dando a entender que, de no mediar sorpresas, a partir de octubre se pausaría el proceso de alzas.
No obstante, la sorpresa inflacionaria de agosto (1,2% m/m) y las presiones que se mantienen elevadas, abren la posibilidad de una nueva subida en la reunión de octubre. Así, si bien consideramos que es probable que no haya más alzas de la TPM, no descartamos algún movimiento adicional, pero acotado, del orden de 25 pb. Con ello, el nivel final de la TPM para este ciclo sería entre 10,75% y 11%.
Para más adelante, la moderación de la inflación y la constatación de una economía débil debiesen contribuir a moderar las expectativas inflacionarias. De ser este el caso, en el IPoM de diciembre el Consejo podría comenzar a delinear una estrategia de relajamiento monetario que se materializaría en el primer trimestre de 2023, y que llevaría a la TPM hasta un rango de entre 6% y 6,5% a finales del próximo año. Esto implica recortes de tasas algo más pronunciado que lo sugerido en el corredor del último IPoM y de las tasas swap, pero es coherente con una ligera disminución en las tasas reales, necesaria para evitar un sobreajuste y una caída más profunda e ineficiente de la economía.
Condiciones financieras globales siguen estrechándose ante elevadas presiones inflacionarias
Si bien los precios de algunas materias primas han continuado cayendo —índice agregado de energía: -5%—, la persistencia inflacionaria a nivel global sigue siendo una de las principales preocupaciones de los mercados. Los últimos registros de IPC han vuelto a sorprender al alza (IPC Zona Euro: 9,1% a/a vs 9% esperado; IPC EE.UU.: 8,3% a/a vs 8,1% esperado; IPC Reino Unido: 9,9 vs 10 esperado), destacando la aceleración del componente subyacente en EE.UU. (0,6% m/m vs 0,3% esperado).
En este contexto, las condiciones financieras volvieron a estrecharse ante la perspectiva de acciones más agresivas por parte de los principales bancos centrales. Tanto para la Fed como el BCE, se esperan incrementos agresivos de sus tasas rectoras para sus próximas reuniones, con alzas de al menos +75pb para cada uno. Incluso, en el caso de la Fed, algunos analistas apuntan a un incremento mayor, de 100pb. El Banco de Inglaterra podría subir su tasa rectora en 50pb la próxima semana.
Como resultado, las bolsas internacionales han tenido nuevas caídas (MSCI global: -7% en el mes; MSCI emergente: -3%; EE.UU.: -8%; Zona Euro: -6%), el dólar se ha fortalecido (2% en términos multilaterales, alcanzando nuevos máximos históricos), y las tasas de interés de largo plazo han repuntado (+65pb en promedio, con el T10 en EE.UU. acercándose al 3,5%). La aversión al riesgo, por su parte, ha vuelto a subir (VIX: +7 puntos).
Lo anterior, sumado a la crisis energética en Europa por la guerra entre Rusia y Ucrania, ha acentuado los temores recesivos. Los indicadores de actividad de agosto en el Viejo Continente mostraron una nueva desaceleración (PMI compuesto: 48,9 vs 49,2 previo), y la confianza de los inversionistas ha seguido cayendo en las primeras lecturas de septiembre (encuesta ZEW: -60,7 vs -54,9 previo; índice Sentix: -31,8 vs -25,2 anterior). En EE.UU., pese al aumento de la tasa de desempleo (3,7% vs 3,5% esperado), el mercado laboral continúa dando señales de fortalecimiento (subsidios iniciales de desempleo: 222 mil vs 235 mil esperados; creación de empleo: 315 mil vs 298 mil esperados). Por su parte, la revisión de cifras confirmó que el PIB del segundo trimestre tuvo una contracción (-0,6% t/t vs -1,6% en el 1T22) mientras que las últimas cifras económicas reflejaron un estancamiento (órdenes de bienes durables: -0,1% vs 0% esperado; órdenes industriales: -1% vs 0,2% esperado; ISM manufacturero: 52,8 vs 52,8 previo; PMI compuesto: 44,6 vs 45 previo).
En línea con su política de cero-tolerancia al Covid-19, China ha vuelto a imponer restricciones sanitarias, avivando el riesgo inflacionario y la presión sobre los costos de fletes y abastecimiento global. Esto, en medio de perspectivas económicas para este país que continúan corrigiéndose a la baja (PIB 2022: 3,5% esperado por la mediana de Bloomberg vs 3,9% el mes previo), a pesar de los esfuerzos de las autoridades por garantizar los estímulos necesarios.
(Fuentes: AFP CAPITAL, BANCO CENTRAL, BLOOMBERG, CChC, INE, EL DINAMO, EL MOSTRADOR, SANTANDER, SEIA)