Titulares que impactaron en el comportamiento esta semana:
Focos Nacionales e Internacionales
En Chile, el Banco Central mantiene su preocupación por los riesgos inflacionarios y las expectativas de inflación.
La Convención Constitucional vive semanas claves con el inicio del debate de las normas.
A nivel internacional, la incertidumbre geopolítica continúa en los mercados accionarios. Rusia comunicó el retiro de algunas tropas desde la frontera con Ucrania.
En EE.UU., la FED anunció que la inflación sigue siendo alta y que los datos de empleo demuestran una recuperación del mercado laboral.
Inflación y riesgos geopolíticos dominan los mercados
En Chile, luego de la sorpresa del IPC de enero, el BCCh seguiría subiendo la TPM en las próximas dos reuniones para ubicarla entre 7,5% y 8%.
Puntos destacados
Inflación sigue escalando a nivel global, con signos de una propagación extendida. Debido a esto, en su próxima reunión de marzo, la Fed iniciaría el proceso de alzas de tasas, el que podría ser más rápido que lo contemplado hasta hace poco. Como consecuencia, las tasas de interés de largo plazo han vuelto a subir en el mes y el dólar se ha fortalecido.
El avance del conflicto entre Rusia y Ucrania ha elevado la volatilidad, deprimido las principales bolsas y puesto nuevas presiones sobre los precios de los combustibles. Al cierre, algunas señales de distensión dieron cierto alivio a los mercados. Sin embargo, el conflicto seguirá siendo una fuente de riesgos muy relevante para la economía global.
En Chile, la actividad cerró 2021 con un crecimiento inédito de 12%. Con todo, se comienzan a evidenciar algunos signos de desaceleración, que deberá proseguir durante el año conforme la contracción monetaria se deje sentir en la demanda y la política fiscal se frena.
El IPC de enero sorprendió fuertemente al alza e hizo que la inflación se empinara hasta 7,7%. Hacia delante, los efectos de segunda vuelta por la indexación de una serie de servicios y las presiones adicionales por las alzas recientes en el precio internacional de los combustibles harán que la inflación siga subiendo y pueda ubicarse sobre 8% a mediados de año, para luego descender. Con todo, los precios se mantendrán sobre la meta hasta mediados de 2024.
Banco Central subiría la TPM en las siguientes dos reuniones, para llevarla a un rango de entre 7,5% y 8%. El fuerte aumento de la inflación y de sus expectativas a mediano plazo, la amplia liquidez aún disponible y los riesgos cambiarios hacen necesario seguir elevando la tasa rectora. Sin embargo, a finales de año, conforme la economía se desacelere y la inflación comience a ceder, el instituto emisor tendrá espacio para reducirla de manera rápida.
Déficit fiscal cerró el 2021 en 7,6% del PIB, algo menos que lo proyectado previamente. Hacia delante, la fuerte contracción del gasto hará que éste se reduzca a niveles en torno a 1%. Con todo, la deuda pública seguirá escañando y se aproximará a 40% el próximo año.
Tensiones geopolíticas agravan el escenario inflacionario global
La inflación se mantiene como una de las mayores preocupaciones macroeconómicas a nivel global. Los precios han seguido sorprendiendo al alza en distintos países, lo que ha llevado a importantes subidas en las tasas de interés de mediano y largo plazo. A lo anterior se suma la tensión geopolítica por el conflicto entre Rusia y Ucrania, que ha elevado el precio de los combustibles e incrementado la volatilidad financiera.
En EE.UU., los datos de precios de enero se ubicaron por sobre lo esperado (IPC: 0,6% m/m vs. 0,4%; IPP: 1% m/m vs. 0,5% esperado), y la inflación trepó hasta 7,5% -máximo en 40 años-, dando cuenta no solo del impacto de las disrupciones en las cadenas de valor de los bienes y las alzas en los combustibles, sino que también de efectos de propagación en los servicios. Esto gatilló una nueva escalada en los rendimientos de largo plazo, llevando la tasa de los treasury bills a 10 años a 2%. Lo anterior le ha puesto una fuerte presión a la Reserva Federal para iniciar el proceso de alzas de tasas, el que se iniciaría en la próxima reunión de marzo y que sería más rápido que lo anticipado hasta hace algunas semanas, tal como lo señala la última Minuta. Así, es probable un incremento de 50 pb en la próxima reunión.
En Europa, la inflación también ha subido de manera importante (IPC de enero: 0,3% m/m vs. -0,4% estimado). Sin embargo, a diferencia de la Fed, el BCE ha tomado una postura más cauta y ha sostenido la necesidad de seguir con sus políticas de estímulo.
La actividad global continúa evolucionando positivamente, a pesar de la ola de contagios de Covid-19 por la variante Ómicron. Las cifras preliminares de PMI de enero estuvieron en línea con lo esperado y mostraron que la recuperación sigue en curso, aunque a un ritmo más lento que en meses anteriores (PMI global compuesto: 51,4 vs. 54,3 en diciembre). En China las cifras de PMI de enero se mantuvieron en torno al nivel neutral de 50, reflejando el impacto de las estrictas medidas para contener la propagación de los contagios y las dificultades que enfrenta su sector inmobiliario.
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha introducido nuevos elementos de volatilidad, elevando el precio de los combustibles y presionando a la baja los mercados, con caídas pronunciadas en los índices bursátiles (MSCI global: -4%). Al cierre de este informe, el anuncio por parte de las autoridades rusas de la retirada parcial de algunas tropas desde la frontera con Ucrania fue tomado positivamente, lo cual dio un alivio. Así, el VIX retrocedía y el dólar mostraba un fortalecimiento a nivel global (DXY: 1%).
Los precios de algunas materias primas relevantes resintieron la situación y registraron nuevos máximos en el último mes, en especial el petróleo WTI que llegó a alcanzar los 95 US$/b -nivel no visto desde 2014-, acumulando ya un incremento de 22% en lo que va del año. El protagonismo de Rusia en la provisión de gas a Europa es un elemento a considerar en el contexto reciente y mantiene tensionado a un mercado ya presionado por la estrechez de oferta debido a los recortes de la OPEP y el dinamismo de la demanda. La resolución de este conflicto determinará en gran medida la trayectoria de precios de los combustibles en el corto plazo y ello, a su vez, incidirá tanto en las presiones -ya elevadas- sobre la inflación global como en las estrategias de política monetaria.
A pesar de elevado crecimiento, actividad local da muestras de desaceleración
La economía cerró 2021 con un inédito crecimiento de 12%, ubicándose bastante por sobre su tendencia. Sin embargo, los datos en el margen dieron cuenta de una merma, con una variación mensual negativa del Imacec (-0,4%). Esta caída estuvo muy influida por la contracción mensual de la minería, pero también incidió la menor actividad de manufacturas y comercio respecto de noviembre. Los servicios y la construcción, en tanto, siguieron avanzando.
Hacia delante, la actividad continuaría moderándose hacia su tendencia. El menor estímulo fiscal y la contracción monetaria harían retroceder el consumo, aun cuando la elevada liquidez todavía disponible podría retrasar el ajuste. En tanto, la inversión se frenaría debido a condiciones financieras más estrechas y a la incertidumbre política interna. Para enero, estimamos que el Imacec habría tenido una expansión anual de entre 9% y 9,5%. Para el año, mantenemos nuestro escenario base de un crecimiento en torno a 2,5%, pero una serie de factores introducen un sesgo a la baja a dicha proyección. Revisaremos los números luego de conocido el cierre de Cuentas Nacionales de 2021 a mediados de marzo.
Continúa creación de empleos, pero se mantiene brecha respecto de la situación previa a la pandemia
En diciembre se crearon cerca de 120 mil puestos de trabajo, lo que llevó a una nueva reducción en la tasa de desempleo, que cerró el año en 7,2%. Sin embargo, el empleo se mantiene muy por debajo de los niveles previos a la pandemia, con cerca de 450 mil trabajos menos que en febrero de 2020, explicado en gran parte por una oferta laboral contenida. En efecto, aun cuando la demanda por trabajo ha aumentado notablemente, la participación laboral sigue baja.
Lo anterior se ve refrendado en la evidencia que presenta el último Informe de Percepciones de Negocios que muestra que el 88% de las empresas encuestadas señala que es difícil llenar vacantes de trabajo, un porcentaje mayor que a fines de 2021. Ante ello, las firmas han incrementado los salarios -que en términos nominales subieron 6,8% en diciembre del año pasado- o bien han desistido en su búsqueda y han acelerado los procesos de automatización.
IPC de enero sorprende fuertemente al alza
Con una variación mensual de 1,2%, muy por sobre las expectativas de mercado (Bloomberg 0,6%), el IPC de enero sorprendió fuertemente al alza, acelerándose 7,7% en 12 meses (7,2% diciembre), su mayor nivel desde 2008. En el dato incidieron con particular fuerza las divisiones de alimentos y transporte. En alimentos destacaron alzas significativas en pan, carnes, limones y bebidas, mientras que en transporte destacaron el pasaje aéreo (10,9% m/m; incidencia 0,10%) y los automóviles nuevos (2,6% m/m; incidencia 0,09%).
Más allá de estas alzas puntuales, el IPC de enero dio cuenta de efectos más generalizados sobre los precios derivados de una fuerte demanda interna, la depreciación del tipo de cambio de fines del año pasado y el alza de los costos internacionales. Es así como las mediciones subyacentes exhibieron significativos aumentos (IPC sin volátiles 1,2%; IPC SAE 1,1%) y el índice de difusión inflacionaria (porcentaje de ítems de la canasta que suben de precio) mostró el mayor nivel de los últimos años.
En el corto plazo, los efectos de segunda vuelta por la indexación de algunos servicios a la inflación pasada así como el impacto de las últimas alzas en los precios internacionales de los combustibles, harían que la inflación se mantenga elevada y que supere el 8% a mediados de año. Luego se moderaría, pero aun así cerraría 2022 en torno a 6%. El próximo año la inflación se mantendría sobre la meta y convergería al 3% a mediados de 2024.
Mercados financieros locales exhiben alta volatilidad
Durante el mes los activos financieros se vieron sometidos nuevamente a una elevada volatilidad producto de una serie de factores. Primero, estuvo el fuerte aumento de los contagios de Covid-19, que si bien no han tenido el impacto de olas previas, constituyen un factor de riesgo importante. Segundo, está la incertidumbre política, tras una serie de propuestas aprobadas en distintas comisiones de la Convención Constitucional que plantean desafíos para el crecimiento. Además, las tensiones geopolíticas por la crisis en Ucrania también han repercutido en los mercados locales. A lo anterior se suma la fuerte sorpresa inflacionaria de enero, que generó un fuerte empinamiento en la parte corta de la curva de retornos.
El significativo incremento de la TPM a fines de enero y las expectativas de mayores alzas han presionado a la baja el tipo de cambio durante las últimas semanas, el que se ha cotizado en torno a los $ 800. En este contexto se observa una creciente apuesta a favor de la moneda local por parte de inversionistas no residentes -más de US$ 2.600 millones durante el último mes- y un mayor flujo de venta por parte de los fondos de pensiones debido al traspaso de afiliados a los fondos más intensivos en inversiones nacionales. Por su parte, el elevado precio del cobre, que superó los US$ 4,6 por libra y registró los mayores niveles de los últimos cuatro meses, también ha contribuido al fortalecimiento del peso.
El fuerte crecimiento de la economía y algunas señales dadas por el nuevo gobierno -conformación del gabinete y reafirmación del compromiso con la consolidación fiscal- han permitido una recuperación de los activos más riesgosos. Así, la bolsa local ha mostrado una decidida recuperación (IPSA: 4.653 puntos; 4,0% m/m y 7,0% m/m medida en dólares), ubicándose como una de las plazas con mejores resultados de la región. Sin embargo, las expectativas de mayores tasas de interés y la persistencia del riesgo político son factores que pueden acotar un alza mayor.
Las tasas de interés de largo plazo se mostraron relativamente estables en el mes, tanto las nominales como las en UF. Sin embargo, tras la sorpresa inflacionaria, las tasas de corto plazo subieron con fuerza (BTP2: +124 pb hasta 7,5%) y las tasas en UF tendieron a caer (BTU2: -17 pb hasta 1,5%). Lo anterior llevó a una mayor inversión de la curva de retornos. Hacia delante, el estrechamiento de las condiciones financieras internacionales -hecho que ya se está materializando con el fuerte aumento de las tasas de bonos de EE.UU.- y la persistencia de las tensiones políticas a nivel local e internacional podrían presionar las primas por riesgo y volver a elevar las tasas de largo plazo.
Tasa de Política Monetaria seguiría subiendo en las próximas dos reuniones
En su primera reunión del año, el Banco Central realizó nuevamente un agresivo aumento de la TPM, de 150 puntos base, para situarla en 5,5%, su nivel más elevado desde comienzos de 2009 y bastante por sobre el valor neutral de largo plazo. Este aumento estuvo algo por sobre nuestras expectativas y las de la mayor parte del mercado (125 pb).
Previo al dato de inflación de enero, preveíamos que el Consejo elevaría una vez más la TPM en marzo, para situarla entre 6,5% y 7% y mantenerla en ese nivel hasta el último trimestre del año. Sin embargo, el sorpresivo IPC del mes pasado sugiere que las presiones inflacionarias están más extendidas y los riesgos para la convergencia hacia la meta son mayores, por lo que es probable que las alzas de la TPM sean más intensas en el corto plazo. Así, en marzo podríamos ver un nuevo incremento de 150 pb y, luego, en mayo, otro de entre 50 y 100 pb -dependiendo de la evolución de los distintos riesgos pare la inflación-, con lo que la TPM se podría ubicar entre 7,5% y 8% a fines del segundo trimestre. A partir de ese momento, la tasa se mantendría estable durante gran parte del resto del año y, en el último cuarto, conforme la actividad pierda dinamismo y las presiones inflacionarias cedan, el Banco Central podría iniciar el proceso gradual de rebajas. Con todo estimamos que a diciembre de 2022 la TPM no será inferior a 6% y se ubicará en torno a 4,5% a fines de 2023.
Gasto público cerró 2021 con una expansión récord
Tal como se proyectaba, el gasto del gobierno tuvo un inédito incremento de 33,2% (31,3% del PIB) en 2021, reflejando las ayudas estatales por la pandemia (IFE universal). Los ingresos también tuvieron un alza importante (37,8% a/a) debido al fuerte crecimiento de la economía, el elevado precio del cobre y la reversión de una serie de medidas de alivio tributario implementadas en 2020. Con ello, el déficit cerró el año en 7,6% del PIB, una cifra elevada, pero algo menor de lo que se proyectaba hasta hace algunos meses. La deuda bruta, en tanto, escaló hasta 36% del PIB, casi 4pp superior al cierre de 2020.
Hacia delante, el gasto mostrará una contracción importante, toda vez que no hay nuevas ayudas estatales contempladas en el presupuesto. La recientemente aprobada Pensión Garantizada Universal (PGU) se implementará de manera gradual y este año implicará desembolsos equivalentes a 0,4% del PIB, de los cuales 0,3% del PIB ya estaban provisionados en la Ley de Presupuesto. De esta manera, el gasto total tendrá una caída real de más de 24%, según nuestros cálculos. Los ingresos también tendrán una caída, aunque más moderada, en torno a -4%, debido a la desaceleración de la economía, un menor precio promedio del cobre y efectos base por la reversión de medidas tributarias en 2021. Con ello, estimamos que el déficit este año se ubicará en torno a 1% del PIB, en línea con la proyección del último Informe de Finanzas Públicas de la Dipres. La deuda, en tanto, escalará hasta 38,9% del PIB, según nuestras estimaciones, debido al déficit y la adquisición de activos financieros (inyección de recursos al FEES).
(Fuentes: AFP CAPITAL, BANCO CENTRAL, BLOOMBERG, DIARIO FINANCIERO, EL DINAMO, INE, SANTANDER)