TITULARES ECONÓMICOS SEMANALES
Semana del 2 al 6 de septiembre de 2019
Impacto de la sequía en la inflación
La última década se ha caracterizado por tener escasas precipitaciones, fenómeno que se ha traducido en una mega sequía en la zona central.
Para este año se espera que el nivel de agua caída alcance uno de los mínimos históricos, comparable e incluso superior a la gran sequía de 1968. Por esta razón, el gobierno ha decretado zona de emergencia agrícola en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins, y analiza incluir el Maule.
De acuerdo a la Odepa, el 87% de la producción de hortalizas se concentra en las regiones con emergencia, por lo que la falta de precipitaciones podría implicar mermas relevantes en la producción de frutas y verduras e impulsar al alza sus precios.
Si se analiza lo sucedido en los últimos 10 años se observa una relación inversa entre las precipitaciones y el precio de frutas y verduras.
Vale decir, la sequía estructural que enfrenta la zona central del país ya se ha ido reflejando en la tendencia de los precios de estos productos. Así, por ejemplo, si entre 1999 y 2009 el precio de frutas y verduras (FyV) subió en promedio 2,4% anual, desde 2010 hasta ahora se ha incrementado en 6,9%. De este modo, prácticamente se está duplicando en la última década.
Para evaluar el impacto de corto plazo que podría tener la sequía en curso, analizamos lo que ha sucedido en los últimos “años secos” (2011, 2013 y 2018) comparando la evolución de los precios de frutas y verduras con la de “años menos secos” en los meses siguientes a las estaciones de otoño e invierno, que son las más lluviosas.
Para el caso de verduras y hortalizas, en los años más secos, desde septiembre a marzo sus precios suben en promedio 6%, mientras que en años menos secos esta cifra alcanza a sólo 1,8%. Por su parte, las frutas suben alrededor de 15% en años más secos versus 5,2% en años menos secos, para el mismo periodo. El promedio de los precios de estos ítems en años más secos apunta a la dirección esperada. Sin embargo, en el detalle de los productos se presentaron algunas divergencias, principalmente por la estacionalidad de algunos, como es el caso de los limones y paltas.
Si este año los precios de frutas y verduras se comportan de acuerdo a sus patrones en años de sequía severa, es decir alzas de alrededor de 15% en frutas y 6% en verdura en los próximos seis meses, esto se traduciría en una mayor inflación de hasta 0,2% (gráfico 4). Esto, por cuanto la participación de ambos tipos de bienes en la canasta es relativamente baja (2,6% verduras y 1% frutas).
De esta manera, si bien en los últimos meses, y particularmente en agosto, algunos productos relevantes como los tomates están presentando bajas en contra de la estacionalidad alcista usual de estos meses, pese a la condición de sequía, entre noviembre y diciembre podríamos ver algo de mayor presión en el costo de estos bienes.
Con todo, es importante tener en cuenta algunos factores que podrían reducir el impacto de la sequía.
La adaptación progresiva del sector agrícola a las nuevas condiciones climáticas –tecnificación del campo ha hecho más eficiente el uso del agua–, podría contribuir a mitigar el impacto de la menor disponibilidad de agua y con ello contener las posibles alzas en los precios. Por otra parte, si la escasez de agua afecta la calidad y calibre de algunos productos de exportación (sobre todo, en el rubro frutícola), estos podrían redestinarse al mercado local, aumentando la oferta y presionando a la baja ciertos precios.
En resumen, vemos que el impacto en el IPC de la sequía en los próximos meses, aun en el caso que se produzcan alzas relevantes en los precios de las frutas y verduras, sería acotado.
Persiste el bajo dinamismo de la inflación
El IPC de agosto se ubicó en línea con las expectativas, dando cuenta de una inflación que sigue contenida.
El IPC de agosto (0,2% m/m; 2,3% a/a) se ubicó en línea con lo que se esperaba (Bloomberg: 0,2%; EEE: 0,2%; EOF: 0,2%; Forwards: 0,16%; Santander: 0,1%), dando cuenta de una inflación que sigue contenida. La inflación subyacente medida por el IPC sin alimentos y energía (IPC SAE) tuvo una variación mensual de solo 0,1% y su variación anual subió hasta 2,4% a/a, aún bastante por debajo de la meta de 3%.
En el mes se observaron aumentos importantes en carne de vacuno y frutas de estación, que podrían estar afectadas por la sequía. En tanto, la depreciación reciente del peso se vio reflejada en un alza importante de pasaje aéreo y producto «paquete turístico» que nuevamente subió. Sin embargo, el coeficiente de traspaso del tipo de cambio sigue bajo.
El único indicio que pudiese indicar algo de mayor presión sobre los precios es el índice de difusión inflacionaria (59,1%), que se ubicó por sobre los valores de años previos para agosto. Por otra parte, la inflación de servicios si bien subió en relación al mes previo (3,7% a/a vs. 3,5% a/a en julio), mantuvo un dinamismo acotado en el mes, incidida por los servicios de telecomunicaciones.
Para septiembre estimamos que el IPC sería acotado, en torno a 0,1% m/m. En los últimos años se ha roto la estacionalidad que caracterizaba el mes, con alzas fuertes en los precios de alimentos y del transporte. Así, por ejemplo, ya en agosto vimos el incremento esperado para las carnes, en tanto, que de las verduras han tendido a ser más homogéneo. Por otra parte, si bien la sequía podría empujar al alza algunos precios, esto ocurriría de manera más clara hacia fines de año. A mediano plazo, las holguras de capacidad todavía abiertas seguirán restando presión a los precios, por lo que estimamos que la inflación se ubicará, en promedio, por debajo de la meta durante un buen tiempo.