Panorama Económico Mensual – Agosto 2019

PANORAMA ECONÓMICO MENSUAL

 AGOSTO 2019

Puntos destacados

 Vuelve a escalar el conflicto comercial. El presidente Trump anunció nuevos aranceles a bienes chinos, ante lo cual el país asiático decidió reducir las importaciones de productos agrícolas norteamericanos y devaluó el Yuan. Esto —junto con indicadores que muestran una actividad global débil— volvió a tensionar los mercados y ha reflotado los temores de una recesión en Estados Unidos. En el mes, la Fed redujo su tasa de referencia después de más de 10 años, pero dio señales menos expansivas de las esperadas. A pesar de ello, la escalada de tensiones podría forzar una política más estimulativa en los próximos meses. En este contexto, los precios de las materias primas cayeron de forma relevante.

 Activos riesgosos en Chile retroceden ante turbulencias globales. En Chile, el peso se depreció y las tasas locales volvieron a caer a lo largo de toda la curva. Estimamos que en el escenario más probable, en que se materializa los nuevos aranceles a China, el precio del cobre seguirá bajo US$ 2,6 la libra y el tipo de cambio cerrará el año en torno a los $715 por dólar. Por su parte, las tasas de interés locales se mantendrán bajas por un periodo prolongado.

 Actividad local decepciona en el segundo trimestre. Con una variación anual de 1,3% en junio, la actividad habría cerrado el segundo trimestre con un crecimiento de solo 1,9%. El menor ritmo de expansión de los últimos meses y el empeoramiento del escenario externo nos hacen prever que la recuperación esperada para la segunda parte del año será menos intensa que lo previsto, por lo que el crecimiento de 2019 cerrará por debajo de nuestra última proyección (2,7%). Una vez que se conozcan las cifras de Cuentas Nacionales el próximo 19 de agosto haremos una revisión de nuestro escenario.

 Inflación sigue moderada y aún lejos de converger a la meta. El IPC de julio (0,2% m/m) estuvo en línea con lo estimado por el mercado y se mantuvo en la parte baja del rango de tolerancia del Banco Central (2,2% a/a).

En los próximos meses podría acelerarse de manera transitoria debido al impacto de la depreciación reciente de la moneda. No obstante, un mercado laboral débil y holguras de capacidad que se han vuelto a abrir hacen que las presiones de mediano plazo se mantengan contenidas por lo que una convergencia sostenida del IPC a la meta aún se ve lejana.

 Banco Central rebajará nuevamente su tasa de política monetaria. La minuta de la reunión de julio reveló que la mayor parte de los consejeros ven riesgos para el escenario de crecimiento y prevén la necesidad de un mayor estímulo monetario. Esperamos que en la próxima RPM —que coincide con el IPoM— esto se materializará con un recorte de la TPM, que podría ser de 25 pb junto con un compromiso de una rebaja adicional en octubre, o de 50 pb. Además, no descartamos que en caso de persistir las tensiones externas pueda haber una baja adicional al cierre del año.

Vuelve a escalar el conflicto comercial

La tensión entre China y EE.UU. alcanzó nuevos ribetes después del anuncio de nuevos aranceles que el gobierno norteamericano aplicaría a China, al amparo de la Sección 301 sobre seguridad nacional, que entraría en vigencia a partir de septiembre1. De materializarse, el arancel promedio que EE.UU. le aplica al gigante asiático superaría el 20%. Ante esto, las autoridades chinas respondieron con restricciones a las importaciones agrícolas provenientes de EE.UU. y con una fuerte devaluación de su moneda –la mayor desde 2015— que se temió pudiese dar paso a una escalada de devaluaciones competitivas. La estabilización del yuan en torno a 7 por dólar en días posteriores disipó dichos temores.

Estas acciones han tensionado nuevamente los mercados financieros. Los índices bursátiles de las principales plazas cayeron fuertemente, y las tasas de largo plazo volvieron a disminuir. En EE.UU. el bono a 10 años retrocedió hasta 1,66%, mientras que en Europa lo hizo hasta -0,59%. El dólar, que se había estado fortaleciendo, tendió a depreciarse junto con la caída del yuan.

La caída en las tasas largas de EE.UU. ha hecho que la pendiente de la curva 10 años – 3 meses se haya vuelto más negativa –condición que mantiene desde los primeros meses del año– con lo que se acentuaron los temores de una posible recesión en dicho país. Aunque en nuestro escenario base no consideramos que ello ocurra, si prevemos una desaceleración importante debido a la mayor incertidumbre global, las repercusiones del conflicto comercial en el sector manufacturero y la eventual menor competitividad de su sector externo por la apreciación del dólar.

Previo a la nueva escalada de tensiones, y a pesar de un mercado laboral que se ha mantenido sólido, con una tasa de desempleo de 3,7%, la Reserva Federal redujo su tasa de política en 25 puntos base, el primer recorte desde 2008. También anunció el término anticipado del proceso de disminución de su hoja de balance. En su comunicación posterior, el presidente de la Fed señaló que esta rebaja era un movimiento táctico —más que el inicio de un proceso de recortes sistemáticos como esperaba el mercado— ante el riesgo de una desaceleración de la actividad. Sin embargo, tras las nuevas escaramuzas, los futuros de fed fund rate (FFR) han vuelto a apostar por varios recortes en las próximas reuniones, dos más este año y otros dos el siguiente.

Junto con las tensiones comerciales, los indicadores de actividad de julio acentuaron la preocupación por el deterioro de la actividad global. Los PMI de los sectores manufactureros de las principales economías avanzadas volvieron a caer, reflejando el impacto del conflicto comercial en la producción de bienes.

En el caso de EE.UU., el PMI se ubicó en 50,4, levemente por sobre el pivote neutral, mientras que en la Zona Euro retrocedió hasta 46,5, el sexto mes consecutivo en terreno pesimista. Destacó la sustantiva caída del índice de Alemania, que llegó hasta 43,3, uno de los niveles más bajos desde la crisis financiera. En tanto, el PIB del segundo trimestre en Reino Unido se contrajo de forma sorpresiva a 0,2% t/t –el peor desempeño desde 2012– y anticipa una contracción mayor si es que su salida de la Unión Europea se concreta sin acuerdo, evento cuya probabilidad ha ido en aumento luego de la elección de Boris Johnson como primer ministro.

La incertidumbre política también ha vuelto a algunos países de la Zona Euro. En Italia la coalición de gobierno de los partidos Movimiento 5 Estrellas y la Liga rompió relaciones, y la probabilidad de elecciones anticipadas ha aumentado con fuerza. Esto hizo subir de forma importante las primas por riesgo de la deuda italiana y ha hecho retroceder más de 2% la bolsa. En España, por su parte, el Partido Socialista no ha logrado la mayoría necesaria para conformar gobierno, por lo que podría haber nuevas elecciones en septiembre.

En China, los datos de actividad han mostrado tendencias dispares en el margen. Las importaciones de julio volvieron a retroceder (-5,6% a/a), reflejando la debilidad de la demanda interna, pero las exportaciones presentaron un moderado avance (3,3% a/a). Por otra parte, el PMI manufacturero tuvo un leve repunte, aunque aún se ubica en zona contractiva. En el ámbito político, más allá de la disputa con EE.UU., el gigante asiático ha debido enfrentar una creciente ola de protestas en Hong-Kong que podrían llegar a tener un impacto económico.

En Latinoamérica, el panorama económico se ha tendido a deteriorar. Las expectativas de crecimiento para este y el próximo año en las principales economías de la región se han ajustado gradualmente a la baja. En México el PIB del segundo trimestre aumentó 0,1% t/t, luego de haber disminuido 0,2% t/t durante el primer trimestre, con lo que la economía estuvo muy cerca de caer en recesión técnica. Las brechas de actividad se han ampliado a un ritmo acelerado, lo que presiona a la autoridad monetaria a inyectar un mayor estímulo, en un contexto donde la inflación permanece sobre la meta del 3%.

Por su parte, el débil crecimiento en Brasil y la baja inflación hicieron que el banco central redujera su tasa de referencia Selic en 50pb hasta 6%, nivel mínimo histórico. En el comunicado de la reunión, el Copom –como se conoce al consejo del banco central– reconoció el avance de las reformas necesarias para la recuperación de la economía y enfatizó que presiones inflacionarias contenidas permitirían mayores recortes de tasa.

Al cierre de este informe se conocieron los resultados de las elecciones primarias en Argentina (PASO), que dieron por vencedora a la coalición Frente de Todos, de la ex presidenta Cristina Fernández. El amplio margen obtenido hace que sus posibilidades de retornar a la Casa Rosada (como vice presidenta de Alberto Fernández) sean muy elevadas. Los mercados reaccionaron con un fuerte castigo a los activos argentinos: el peso se depreció más de 16% el día lunes, en tanto que el Merval retrocedió 35%.

Precios de commodities se corrigen a la baja por recrudecimiento de la guerra comercial.

El precio del petróleo experimentó una caída cercana a 10% desde mediados de julio, afectado por las menores perspectivas de crecimiento de la economía mundial. Lo anterior ha predominado por sobre la menor oferta global, que de acuerdo a las últimas cifras ha mostrado caídas de casi 0,7 millones de barriles diarios respecto del año previo, explicado por la merma de producción en Irán –afectada por las sanciones impuestas por EE.UU.— y también por una menor producción en Arabia Saudita. Dada la intensificación de la guerra comercial y el deterioro del escenario global, rebajamos nuestras proyecciones de precio del petróleo WTI desde US$ 61 el barril hasta US$57 hacia fines de año, y desde US$ 61 hasta US$ 59 para 2020.

Por su parte, el precio del cobre también ha retrocedido en torno a 4% desde mediados del mes pasado, pasando de cotizarse sobre US$ 2,7 la libra a valores por debajo de US$2,6 la libra al cierre de este informe. Este mercado se ha visto particularmente afectado por las menores perspectivas de crecimiento de China, cuya economía representa alrededor del 45% de la demanda global de este metal. Estimamos que el precio del mineral rojo seguirá siendo afectado por el conflicto comercial y, de concretarse la nueva ronda de aranceles en septiembre, cerraría el año en torno a US$ 2,55 la libra, para luego aumentar hasta US$ 2,7 la libra en 2020.

¿Qué esperar del dólar con la nueva ronda del conflicto comercial?

Desde que se inició el conflicto comercial, la incertidumbre ha predominado en los mercados financieros, las expectativas de crecimiento se han ajustado a la baja en las principales economías avanzadas y la política monetaria se ha vuelto más expansiva. Ante los diferentes anuncios y aplicaciones de aranceles por parte de EE.UU., el dólar se ha tendido a apreciar a nivel global y la bolsa norteamericana ha caído. En estos movimientos, la política monetaria ha jugado un rol fundamental por cuanto ha incidido directamente en las valorizaciones de los activos, contrapesando los posibles impactos del conflicto comercial en los flujos.

En principio, los aranceles implican mayores precios relativos para los consumidores estadounidenses de productos chinos, lo que tiende a apreciar al tipo de cambio real de EE.UU. Previo al inicio de la guerra comercial, el FMI estimó que un 20% de aranceles implicaría una apreciación cercana al 5% en un periodo de cinco años. Hoy, un año y medio después de iniciado el conflicto y con una tasa de aranceles promedio en torno a 18%, el tipo de cambio multilateral registra una apreciación de más de 6% que en términos reales se traduce en un 4,6%.

A lo largo del conflicto, tanto los anuncios de aranceles como la concreción de los mismos han dado pie a apreciaciones del dólar. Sin embargo, el alza en el valor de la moneda ha sido sustantivamente mayor al momento de materializarse los anuncios. Esto sugiere que si en septiembre efectivamente entran en vigencia los aranceles de 10% a US$ 300 miles de millones de importaciones chinas, el dólar podría volver a fortalecerse y cerraría el año con una apreciación cercana a 2,5%.

Actividad local cierra el primer semestre con un lento crecimiento

El Imacec de junio (1,3%) volvió a sorprender a la baja y confirmó que en el segundo trimestre la economía mantuvo un lento dinamismo, con un crecimiento de solo 1,9%. Con ello, el primer semestre la economía se habría expandido en torno a 1,8%.

En la minería, más allá de efectos puntuales en algunas faenas (huelga en Chuquicamata), la producción se ha mantenido por debajo de los niveles récord observados a fines del año pasado, reflejando caídas en la ley del mineral en los principales yacimientos. Así, en el segundo trimestre el sector volvió a registrar una tasa de crecimiento negativa (-0,1%), recuperando solo parcialmente las caídas del primer trimestre debido a factores climáticos.

En el caso de los sectores no mineros se mantiene una velocidad de expansión reducida (3% t/t anualizada), por debajo del crecimiento potencial de la economía (3,5% de acuerdo con el último IPoM). Esto da cuenta tanto de la débil demanda interna como del menor impulso externo derivado de la guerra comercial.

Diversos indicadores muestran que el consumo se ha desacelerado en un contexto donde el mercado laboral sigue débil y la confianza de los hogares se mantiene pesimista ya por varios meses. La masa salarial, que había tendido a recuperarse hacia comienzos del segundo trimestre, ha vuelto a perder dinamismo en los dos últimos meses debido a una moderación tanto de la creación de empleos como del crecimiento de los salarios. Por su parte, el Índice de Percepción de los Consumidores (IPEC) alcanzó 37,8 puntos en junio –su nivel más bajo desde mediados de 2017–, pero se recuperó parcialmente en julio, aun cuando se mantuvo por debajo del pivote neutral.

La inversión en maquinaria y equipos, después del fuerte repunte del año pasado, también ha mostrado un descenso significativo en su ritmo de crecimiento de los últimos meses, de la mano de indicadores de confianza empresarial menos auspiciosos. Por otra parte, otros indicadores muestran que la inversión en edificación y obras de ingeniería ha tenido un ritmo de expansión mayor, impulsada por el avance de grandes proyectos en minería e infraestructura, y el dinamismo del sector inmobiliario.

Los antecedentes disponibles indican que la economía seguirá lastrada en el tercer trimestre. Sin embargo, el Imacec de julio registrará un alza importante en su crecimiento, que estimamos llegará a 3,6%, debido a una baja base de comparación y al hecho de que el mes cuenta con dos días hábiles adicionales.

En nuestros informes previos destacamos que en la segunda parte del año el crecimiento de la economía se incrementaría debido a bases de comparación favorables y a una posible aceleración de la actividad conforme avanzaban los grandes proyectos de inversión. Sin embargo, los acontecimientos recientes en el ámbito externo han vuelto a generar incertidumbre y han deteriorado las perspectivas de crecimiento global. De no disiparse las tensiones recientes, estimamos que el ritmo de recuperación de la actividad local en la segunda parte del año será menor del previsto.

Así, tanto el menor ritmo de crecimiento del segundo trimestre como el peor escenario externo nos hacen prever que la expansión estará por debajo de nuestra última proyección (2,7%), la que revisaremos una vez que se conozcan las cifras de Cuentas Nacionales el próximo 19 de agosto. En esta línea, la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central, conocida al cierre de este informe, rebajó la proyección de crecimiento para el año desde 2,8% hasta 2,6%.

Mercado laboral mantiene débil desempeño.

Los datos oficiales de mercado laboral siguieron en junio la tónica de meses previos, con una débil creación de empleos (1% en el segundo trimestre). Detrás del resultado destacó una importante caída en el componente asalariado privado (-1% a/a), que fue parcialmente compensada por el alto dinamismo del empleo asalariado público (6,4% a/a). En tanto, la tasa de desempleo se mantuvo estable en 7,1%, ubicándose una décima debajo el resultado del mismo período de 2018.

La encuesta de la Universidad de Chile para el Gran Santiago también muestra un mercado laboral poco dinámico.

De acuerdo con la misma, la tasa de desempleo se empinó hasta 8,4% en el segundo trimestre, su registro más alto desde el primer cuarto de 2016, mientras que los ocupados crecieron sólo 0,3%. Por su parte, los datos de creación de puestos de trabajo que emanan de los registros administrativos (los que se conocen con rezago) se han debilitado en el margen. En este contexto, las remuneraciones, después de haberse acelerado en la primera parte del año –en parte impulsadas por los últimos ajustes al salario mínimo y los bajos registros de inflación– se tendieron a moderar últimos dos registros y en junio se expandieron 2,1% real. Este magro desempeño del mercado laboral estaría incidiendo en los indicadores de confianza de los hogares, que se han mantenido en terreno negativo por ya varios meses.

En general, las cifras laborales son coherentes con el débil desempeño que ha tenido la economía en el segundo trimestre, pero también refleja el impacto del proceso de automatización que enfrenta la economía, que ha incidido en la creación de empleos en una serie de sectores. Este es un proceso de más largo aliento, que probablemente incidirá en la dinámica laboral por un período prolongado.

Inflación se mantiene moderada y aún lejos de converger a la meta

La inflación de julio (0,2% mensual; 2,2% anual) estuvo en línea con lo esperado por el mercado y mostró cierto repunte de los componentes subyacentes (0,3% mensual; 2,2% anual), debido tanto a factores estacionales como al efecto del alza en el tipo de cambio en algunos ítems específicos. Dentro de las sorpresas estuvo la variación nula de paquete turístico, mientras que se esperaba una caída luego de las fuertes alzas de meses previos. También sorprendió al alza el incremento en vestuario (0,9% mensual), toda vez que en esta parte del año suelen registrarse bajas debido a las liquidaciones de temporada.

Si bien el índice de difusión inflacionaria subió y se ubicó en torno a valores históricos, el traspaso de la depreciación del peso a los precios de los bienes sigue siendo acotado. Por su parte, la inflación de servicios – excluyendo energía y paquete turístico– se muestra estable por debajo de la meta, en 2,8% anual.

En los próximos meses la inflación se mantendrá baja. Sin embargo, proyectamos que debiese acelerarse moderadamente en los últimos meses del año debido, principalmente, a la depreciación del tipo de cambio que incidiría en los precios de algunos bienes y afectaría de forma mecánica a valores regulados, como las tarifas eléctricas. Con todo, las presiones inflacionarias a mediano plazo siguen contenidas, y tanto las encuestas como los precios de los activos financieros apuntan a que la inflación se mantendrá bajo la meta del 3% por un tiempo prolongado.

Precios financieros locales resienten tensiones globales

Las turbulencias externas han impactado de forma importante las valorizaciones de los activos locales. El peso chileno se depreció por sobre 5% durante las últimas semanas y alcanzó $720 por dólar, el mayor nivel desde 2016 tanto en términos nominales como reales. La bolsa, por su parte, ha retrocedido y las tasas de largo plazo han seguido cayendo.

Durante las dos primeras semanas de julio la moneda se mantuvo relativamente estable, en torno a $680 por dólar. Sin embargo, en la segunda parte del mes y durante los primeros días de agosto, la aversión al riesgo en los mercados internacionales hizo que el peso se depreciara con fuerza, en medio de la apreciación global del dólar y la caída en el precio del cobre. Más allá de los movimientos en las variables fundamentales, la caída fue potenciada por flujos compradores de dólares forward por parte de no residentes, los que acumularon más de US$ 3.300 millones desde comienzos de julio.

Estimamos que si se concretan los nuevos aranceles anunciados por el gobierno de Trump, el dólar se volverá a fortalecer a nivel global y el cobre se mantendrá bajo US$2,6 libra. De ser el caso, la moneda podría cerrar el año en niveles cercanos a $715 por dólar. Por otra parte, si el reciente anuncio de aranceles se retrasa o no se concreta, el peso estaría sujeto a menores presiones y podría cerrar el año por debajo de $700 por dólar.

El IPSA cayó cerca de 5% en el mes, mientras que en el año acumula una caída de casi 6%. La razón precio utilidad ha continuado bajando y se ubica por debajo de su promedio histórico. Por su parte, las tasas de largo plazo de los bonos de gobierno volvieron a disminuir con fuerza y alcanzaron nuevos mínimos históricos. La tasa de los bonos nominales a 10 años se transó a 2,7% en tanto que los bonos en UF al mismo plazo lo hicieron a -0,1%.

Detrás de estos movimientos están, por un lado, las expectativas de un mayor estímulo monetario debido al lento crecimiento local junto con una inflación contenida. Sin embargo, también responden a las condiciones de mayor liquidez a nivel global y las caídas generalizadas en las tasas de largo plazo de las principales economías. De hecho, la correlación entre las tasas locales y las internacionales ha vuelto a subir, después de un periodo donde se produjo un cierto desacople.

Banco Central podría recortar la TPM hasta en 50pb en reunión de septiembre

En su reunión de julio, el Consejo del Banco Central –en votación dividida– mantuvo la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 2,5%, tal como era ampliamente esperado. Sin embargo, reconoció que los riesgos para la convergencia de la inflación a la meta habían aumentado y que de persistir esta tendencia serían necesarios nuevos recortes.

La minuta del encuentro reflejó que se consideraron como opciones mantener la tasa en 2,5% con sesgo expansivo, o bien, reducirla 25 pb, también con sesgo expansivo. La opción de mantener se fundamentó en que no era prudente tomar una decisión de mayor impulso sin el respaldo de un análisis más profundo y nuevas proyecciones de actividad e inflación que justificaran dicho movimiento, lo que ocurrirá en el próximo IPoM.

Luego de la reunión las tasas swap locales continuaron disminuyendo, con caídas del orden de 20 pb para plazos de dos años y de 40 pb a plazos de 10 años. Con ello, los precios financieros apuntan hasta cuatro recortes adicionales de la TPM en el horizonte de dos años. Esto se da en un contexto donde varios bancos centrales, tanto de economías avanzadas como emergentes, han recortado sus tasas ante los riesgos del escenario global, y donde los débiles datos económicos sugieren que las brechas de actividad a nivel local se han vuelto a ampliar, lo que justifica la necesidad de un mayor estímulo para asegurar la convergencia de la inflación a la meta.

Estimamos que en septiembre –con el IPoM del tercer trimestre y habiendo conocido las cifras de CC.NN. del 2T19– el Banco Central recortará la TPM en 50pb o realizará ajuste menor de 25 pb con un sesgo a la baja muy claro que daría paso a un segundo recorte de 25pb octubre. Por su parte, no descartamos que si los datos de actividad continúan sorprendiendo a la baja, el impulso monetario adicional de aquí a fin de año pueda ser incluso mayor.

Lento avance de la ejecución pública

Las cifras fiscales al cierre del primer semestre mostraron un freno importante en el crecimiento tanto de los ingresos como del gasto público. Los ingresos se expandieron 1% mientras que el gasto creció solo 2,7%. En el primero, ha incidido el menor precio del cobre y la desaceleración de la actividad. El menor crecimiento del gasto, por su parte, se explica por una subejecución del componente de capital, que alcanzó solo 38,6% cumplida ya la primera mitad del año.

Hacia delante, conforme la actividad continúa con un ritmo de avance acotado, los ingresos mantendrán un bajo dinamismo y el cuarto trimestre su crecimiento será negativo por la alta base de comparación. Proyectamos que en el año alcanzarán una expansión nula.

En el caso del gasto, su evolución dependerá del ritmo de ejecución del componente de capital. En los últimos años este componente ha tendido a subejecutarse, siendo las únicas excepciones el ejercicio 2010, debido a la reconstrucción post terremoto, y 2014, cuando se hicieron grandes desembolsos por avances en concesiones.

Hace un mes, el Gobierno anunció un plan de estímulo económico basado, precisamente, en una serie de medidas para impulsar la inversión pública. Estas van desde reasignaciones hasta ampliaciones de contratos en concesiones, lo que debiese contribuir a una aceleración de la ejecución. Sin embargo, dado los patrones históricos, es difícil que se logre un 100% de cumplimiento. En el caso de las transferencias de capital, estimamos que es factible un cumplimiento del total del presupuesto, lo que aun así requiere una aceleración en la segunda parte del año. En el caso de la inversión pública directa, gastar todo lo presupuestado requeriría una ejecución del 65% en el segundo semestre, lo que no se ha dado en años previos. Por lo tanto, estimamos que este componente tendrá una ejecución en torno a 56% el segundo semestre, con lo que el gasto en capital se cumpliría en un 95% durante el presente año. Con ello, el gasto total se expandirá entre 2% y 2,5% en el ejercicio.

Con estos antecedentes, estimamos que el déficit público cerraría el año en 2,1%, en línea con la última proyección del Ministerio de Hacienda.

Al cierre de este informe, el ministro de Hacienda anunció una indicación al proyecto de reforma tributaria para fijar la entrada en vigencia de la depreciación instantánea al 1 de octubre de este año. Así, de aprobarse el proyecto con posterioridad –incluyendo esta disposición —la depreciación instantánea podría imputarse retroactivamente. El impacto de esta medida sobre la inversión es acotado debido tanto al monto de los recursos involucrados –US$ 200 millones aproximadamente— como a la incertidumbre respecto de los plazos y contenidos de la reforma que serán finalmente aprobados. Con todo, esta medida, sumada a las anteriores anunciadas por el Gobierno y la política fiscal más expansiva, debiesen contribuir a darle mayor sustento a la economía de cara a un escenario global que se ha vuelto más complejo.