Índices bursátiles en las principales plazas retroceden con fuerza. La velocidad de propagación del coronavirus a nuevos países, la incertidumbre respecto de su tasa de mortalidad y el tipo de medidas que se han adoptado para contener su avance, han producido las mayores caídas bursátiles desde la crisis financiera.
Bancos centrales buscan contrarrestar impacto económico del virus con políticas expansivas. La Reserva Federal redujo de manera sorpresiva su tasa y se espera que haga nuevos recortes, al igual que otros bancos centrales. Las tasas de interés de largo plazo han caído con fuerza, alcanzando nuevos mínimos históricos, lo que mitigó parcialmente el desplome de las bolsas.
Actividad en Chile se recupera algo más rápido, pero los riesgos a la baja son ahora mayores. El Imacec de enero (1,5%) volvió a sorprender al alza, confirmando que la recuperación después de las disrupciones de octubre y noviembre ha sido más rápida de lo que se esperaba. Hacia delante, la actividad estará condicionada no solo al proceso político interno sino que también a una posible desaceleración global intensa.
Mantenemos nuestra proyección de crecimiento para el año en 1%, pero los riesgos a la baja han aumentado.
Inflación de febrero (0,4%) confirma impacto del tipo de cambio en los precios. Con esta cifra, la variación anual del IPC llega a la parte alta del rango de tolerancia del Banco Central (3,9%). Hacia delante, la depreciación de la moneda seguirá teniendo algún impacto en el IPC. Sin embargo, un crecimiento acotado, el congelamiento de una serie e tarifas y el fuerte descenso en el precio del petróleo, harían que la inflación cierre bajo 3% este año.
La encrucijada del Banco Central. Hasta hace algunas semanas, la preocupación de que recortes en la tasa pudiesen tensionar variables financieras inclinó la balanza en favor de una mantención prolongada de la TPM. Sin embargo, el recorte de tasa de la Fed y la posibilidad de que una desaceleración global arrastre nuestra economía ha cambiado el balance de riesgos. Estimamos que es altamente probable que el Consejo lleve la TPM hasta 1% – 1,25% en las próximas reuniones.
Temores por el coronavirus hacen que precio de los activos se desplome
Propagación del virus fuera de China ha generado fuerte preocupación en los mercados
Caída en el precio del petróleo reflejó temores respecto de la demanda global
La emergencia sanitaria por el Covid-19 (coronavirus) ha marcado la evolución de los mercados. El rápido contagio entre humanos y una tasa de mortalidad mayor que la de otros virus tradicionales han generado alarma, provocando impactos económicos de primer orden.
Si bien el número de nuevos afectados en China ha disminuido, la propagación del virus a otros países ha suscitado fuertes disrupciones en los mercados en los últimos días. Las bolsas globales se han desplomado desde la última semana de febrero (S&P 500 y Dow Jones: -19%; DAX: -22%; Bovespa: -23%), las primas por riesgo han subido y las tasas de largo plazo han retrocedido (el bono del Tesoro norteamericano a 10 años llegó a su mínimo histórico el lunes, retrocediendo hasta 0,49%). En tanto, distintos organismos internacionales ya anunciaron que recortarán sus proyecciones de crecimiento global para este año.
¿Qué hay detrás de todo esto? En primer lugar, las drásticas medidas adoptadas en China para contener el avance de la enfermedad supusieron fuertes dislocaciones en las cadenas globales de valor. Los PMIs manufactureros de ese país retrocedieron hasta 35,7 en febrero, su menor valor desde 2003, lo que afectará la producción y el comercio en el resto del mundo. En segundo lugar, las medidas de protección adoptadas por otros países donde ha llegado la enfermedad (con cuarentenas y suspensiones de actividades masivas) también significarán un fuerte freno a la economía. Los efectos de segunda vuelta, por el impacto en la demanda agregada amplificarán lo anterior. Por último, el desplome de los mercados financieros profundizará los impactos en la economía real. En este caso, dadas las magnitudes de los ajustes, es posible que se esté produciendo una sobrerreacción. Sin embargo, aún es muy pronto para evaluar esto.
Esta semana, la falta de acuerdo entre los países de la OPEP y Rusia para reducir la producción de petróleo y la decisión de Arabia Saudita de aumentar la extracción y reducir de forma sustantiva sus precios de venta hizo caer más de 20% el valor del crudo. La búsqueda de activos de refugio en los mercados financieros globales llevó a que las bolsas acentuaran sus pérdidas. Las monedas de las economías productoras de petróleo se depreciaron con fuerza, destacando la depreciación de más de 6% del peso colombiano y del mexicano.
Política monetaria expansiva busca contener impactos del virus
Algunos de los principales bancos centrales han buscado contrarrestar esta situación con recortes de tasa y medidas para expandir la liquidez. Una de las acciones más sorpresivas –por la forma en que se realizó– fue la de la Reserva Federal (Fed) de EE.UU., que en una reunión de emergencia a comienzos de marzo redujo su tipo rector en 50pb. Al cierre de este informe los futuros apuntaban a nuevos recortes de al menos 100 puntos base en el corto plazo, que llevarían la tasa de los fondos federales prácticamente a 0% en los próximos meses. Los bancos centrales de Australia, Canadá y Japón también han recortado sus tasas o se han mostrado dispuestos a nuevos estímulos.
Hasta ahora, la actividad en EE.UU. mantiene un ritmo importante. En febrero, el mercado laboral se mostró robusto, con una fuerte creación de puestos de trabajo (273 mil nuevos empleos no agrícolas, por sobre los 175 mil esperados). La tasa de desempleo volvió a bajar y se ubicó en 3,5% mientras que los salarios continuaron creciendo a 3%. El PMI manufacturero disminuyó, pero siguió en terreno expansivo. Sin embargo, el del sector de servicios mostró mayor debilidad y se ubicó bajo el pivote de 50 puntos, por primera vez desde 2013.
Italia podría entrar en recesión técnica en este trimestre
En Europa, el PMI manufacturero se recuperó durante febrero y el sector servicios se mantuvo en zona de expansión, aunque levemente por debajo de lo esperado (52,6 versus 52,8 puntos). Por su parte, la inflación de febrero siguió contenida (1,2%), en línea con las expectativas.
En su reunión de esta semana (día 12), es probable que el Banco Central Europeo (BCE) busque entregar un mayor estímulo. Su presidenta ha señalado que están monitoreando de cerca los efectos del coronavirus y que están preparados para tomar las medidas necesarias para contrarrestar los riesgos para la economía. Los precios financieros mantienen implícito un recorte de 10pb en esta reunión, lo que llevaría a la tasa de depósito hasta -0,6%. Asimismo, el consejo podría aumentar la compra de activos por al menos 10.000 millones de euros.
En Italia, el principal foco europeo de la enfermedad, los casos de coronavirus se han expandido, el país completo ha sido puesto en cuarentena –afectando al turismo, uno de los sectores más importantes de la actividad italiana. Dado esto, es posible que la alicaída economía italiana –que decreció 0,3% en el último trimestre de 2019– entre en recesión técnica este trimestre.
Actividad en China se contrae fuertemente y se corrigen perspectivas de crecimiento
Hasta ahora, los efectos económicos del virus han sido más notorios en China. Los PMI oficiales de febrero mostraron retrocesos muy sustantivos, alcanzando niveles por debajo de los observados en la crisis financiera (manufacturero: 35,7 puntos; servicios: 29,6 puntos).
Las proyecciones de crecimiento para este año se han comenzado a ajustar a la baja, desde un 6% que se esperaba a fines del año pasado hasta 5,5%. Algunas proyecciones más pesimistas apuntan a una expansión de solo 4%.
La incertidumbre por el comercio global, las renovadas tensiones sociales y el incierto escenario político en algunas economías ya ponían cuesta arriba el dinamismo de la región. Todo esto se acentúa con la emergencia sanitaria y una economía mundial que estará más debilitada.
Pese a lo anterior, durante febrero la actividad manufacturera de Brasil y México continuó presentando mejoras, incluso el indicador de Brasil alcanzó 50 puntos, nivel de neutralidad.
Además, sus bancos centrales siguieron aumentando el estímulo monetario
Economía local enfrenta complejo escenario
Recuperación de la actividad en Chile ha sido algo más rápida que lo esperado
La economía inició el año algo mejor de lo que se esperaba. El Imacec de enero (1,5% a/a; 1,3% m/m desestacionalizado) mostró que la economía continuó recuperándose a un ritmo importante, luego de la inédita contracción en octubre. En términos sectoriales, destacó el avance de los sectores no mineros (1,9% m/m desestacionalizado), liderados por servicios y, en menor medida, construcción. Este último da cuenta de la inercia de la actividad inmobiliaria y muestra que los grandes proyectos de inversión –que partieron hace un tiempo– siguieron ejecutándose a un buen zritmo.
Datos preliminares de febrero entregan señales mixtas. La generación eléctrica se expandió a un buen ritmo (5,7%). La confianza de empresas y personas mejoró, pero se mantuvo en terreno pesimista (el IMCE alcanzó 43,9 puntos, 3,2 puntos por sobre el mes pasado, pero casi ocho puntos por debajo del nivel previo al estallido). El comercio exterior, en tanto, sufrió una merma zimportante debido a los primeros efectos del virus en la economía china.
Con estos antecedentes, estimamos que el Imacec del mes habría crecido entre 2,5% y 3%, favorecido por una baja base de comparación y por el hecho de ser éste un año bisiesto.
Las colocaciones bancarias han seguido mostrando un importante dinamismo con una expansión de 10,9% a/a en febrero (6,7% en términos reales). Sin embargo, desde noviembre se observa una fuerte desaceleración en el segmento de consumo, reflejando el freno en la demanda interna tras el conflicto social1
Lo anterior, en un contexto donde las tasas de interés se han incrementado debido al mayor riesgo. Las importaciones de consumo también se han moderado, y en febrero cayeron con fuerza reflejando no solo las perspectivas de una menor demanda por las condiciones
1 Una parte menor de esta desaceleración también se explica por la nueva norma de pago automático de las líneas de sobregiro. Sin considerar este tipo de producto, las colocaciones de consumo crecieron 1,7 pp adicionales en enero.
Recalendarización de proyectos hace prever desaceleración de la inversión políticas internas, sino que también las disrupciones provocadas por el virus (las importaciones de bienes durables tuvieron una inédita contracción anual de casi 40%.)
Las importaciones de bienes de capital también han seguido cayendo, pero a un ritmo menos intenso que las de consumo. Por otra parte, el catastro de la Corporación de Bienes de Capital (CBC) del último trimestre –levantado con posterioridad al estallido– muestra que la inversión en grandes proyectos programada para el quinquenio 2019-2023 se mantiene, pero se observa un retraso relevante en el calendario de ejecución. Así, los volúmenes proyectados para 2020 y 2021 retroceden respecto del catastro precio (-2,8% y -7,4%, respectivamente), lo que se compensa con los años 2022 y 2023 (+4,3% y +12,7%, respectivamente). Esto hace prever que la inversión durante el ejercicio actual será acotada, tal como lo adelantamos en nuestro informe Visión 2020.
Hacia delante, los riesgos para el crecimiento de la actividad local han aumentado significativamente. Al impacto de la incertidumbre política, interna que ya ha incidido en el consumo y que probablemente afectará la inversión, se agregan los efectos del complejo escenario externo. Aún es muy pronto para evaluar las consecuencias del virus y las medidas para evitar su propagación, pero ciertamente tendrán un efecto negativo en la actividad mundial y en el crecimiento de nuestros socios comerciales. Además, las propias medidas que se tomen en Chile odrían generar nuevas disrupciones en una serie de actividades. En este contexto, es probable que la economía crezca menos que 1%. Una vez que se publiquen las cifras de Cuentas Nacionales del cierre de 2019, donde se conocerá el comportamiento de la demanda durante el último trimestre del año pasado, haremos una actualización de nuestras proyecciones para 2020.
Mercado laboral se muestra resiliente, pero informalidad se incrementa sustantivamente
Empeoramiento del mercado laboral se refleja en alza de la informalidad
La tasa de desempleo en el trimestre noviembre-enero (7,4%) fue algo mayor a la registrada en el mismo trimestre del año previo (7,1%), mostrando un mercado laboral aparentemente más resiliente que lo esperado.
El empleo total creció algo más de 2% y el asalariado lo hizo en 3%. Respecto de este último, la nueva serie histórica que publicó el INE –tras una actualización metodológica que incorpora los datos censales– da cuenta de un mayor dinamismo del empleo asalariado desde mediados de 2017 y hasta ahora. De hecho, el dato de cierre 2019 fue corregido desde 0,7% hasta 2,7%.
Con todo, es importante destacar el fuerte aumento del empleo informal, que en el último trimestre habría crecido 8,1% a/a. Esto muestra que parte de la aparente resiliencia que exhibe el empleo se explica por un aumento de puestos de trabajo de menor calidad.
Las remuneraciones nominales mantuvieron el ritmo que presentaron desde el año pasado, y aumentaron 4,7% a/a. Dada la mayor inflación de los últimos meses, ello supuso una reducción en el crecimiento real de los salarios, que pasó de 1,6% en diciembre a 1,2% en enero. Si bien el menor dinamismo de la economía presionará a la baja las remuneraciones, el reajuste del sueldo mínimo en marzo (6,4%) hará que al menos un segmento de los salarios mantenga una expansión importante.
Mercados financieros locales se acoplan a pesimismo global
Los activos financieros más riesgosos han seguido la tónica internacional y han sufrido pérdidas significativas. La bolsa cayó casi 10% desde la última semana de febrero, acumulando un retroceso de cerca de 15% en lo que va del año. Por su parte, el tipo de cambio se depreció alrededor de 4% durante el mes y alcanzó máximos desde fines de noviembre pasado, cuando el Banco Central anunció su programa de intervención cambiaria. Con ello, el tipo de cambio real se encontraría alrededor de 15% por sobre su promedio histórico.
La debilidad de la moneda local se da a pesar de que el precio del cobre se ha mantenido relativamente estable después de su ajuste a fines de enero, y refleja principalmente el mayor riesgo político interno, la incertidumbre global y la apreciación multilateral del dólar.
Por su parte, las tasas de interés de los bonos de gobierno, que habían subido por factores locales, presentaron retrocesos importantes –especialmente las nominales– luego que la Fed decidiese recortar su tasa.
El premio por riesgo soberano, por su parte, ha presentado aumentos significativos, en línea con los de otros países de la región.
Inflación de febrero vuelve a sorprender al alza
Depreciación del tipo de cambio se ha reflejado en los precios
El IPC de febrero (0,4%) fue algo mayor de lo que se esperaba con lo que su variación anual (3,9%) se ubicó en la parte alta del rango de tolerancia del Banco Central. Al igual que en meses anteriores, los mayores registros inflacionarios reflejan principalmente los efectos de la depreciación del tipo de cambio, que ha impactado los precios de los bienes y algunos servicios cuyos costos se vinculan al dólar. Con todo, la inflación subyacente (IPC sin alimentos y energía) ha tenido incrementos menores y sigue bajo la meta (2,7%).
Para los próximos meses, la debilidad del peso seguirá impulsando los precios de algunos productos transables. Por otra parte, la fuerte caída del precio del petróleo al cierre de este informe compensará parcialmente el efecto del tipo de cambio en la inflación. A esto se suman las bajas presiones de una economía creciendo poco y el congelamiento de los precios de una serie de servicios. Además, es esperable que el menor crecimiento global haga que la los precios en dólares de los bienes y servicios importados, sean menores. Con ello, esperamos que la inflación tienda a moderarse en la segunda parte del año y cierre el 2020 nuevamente por debajo del 3%.
La encrucijada del Banco Central
Se abre la puerta a nuevos recortes de TPM
El recorte de tasas de la Fed y las señales de otros bancos centrales en el sentido de imprimir un mayor estímulo, han hecho que el mercado apueste por una política monetaria más expansiva en
Chile. La semana pasada, las tasas swap cayeron abruptamente y pasaron de señalizar una mantención prolongada de la TPM a incorporar reducciones de hasta 50 pb en el corto plazo.
El Banco Central se encuentra ante una compleja decisión. La economía se ha desacelerado y es posible que se produzcan amplias holguras que resten presión sobre los precios a mediano plazo.
Por otra parte, en el corto plazo la inflación ha subido producto de la depreciación cambiaria y se encuentra cerca del límite superior del rango de tolerancia. Además, los mercados financieros locales presentan alta volatilidad, debido tanto a factores idiosincráticos como a desarrollos en el ámbito internacional.
En la coyuntura actual, las decisiones respecto de la política monetaria pasan, no sólo por las perspectivas para la inflación, sino que también por consideraciones respecto de su incidencia en la volatilidad en los mercados. Hasta hace algunas semanas, la preocupación de que recortes en la tasa pudiesen tensionar variables financieras hizo que no se considerara factible dicha opción. Sin embargo, la posibilidad de que una desaceleración global arrastre nuestra economía ha cambiado el balance de riesgos, haciendo que la opción de reducir la TPM vuelva a cobrar fuerza.
De esta manera, estimamos que es altamente probable que el Consejo recorte la TPM en las próximas reuniones. Aún más, si el banco Central considera que las condiciones están dadas y se decide a recortar, debiese reducir la TPM en 50 pb o 75 pb. Por eso vemos que la TPM podría llegar hasta 1% durante este año.